Las perlas siempre han tenido un papel protagonista en el mundo de la alta joyería. Hoy, en Perodri, vamos a contar la historia sobre una de las perlas más famosas de la joyería, la Perla Peregrina.
¿Qué es la Perla Peregrina?
La Perla Peregrina es una de las piezas más importantes de la joyería que fue hallada en el siglo XVI en el Archipiélago de las Perlas, ubicado en Panamá. Esta perla destaca por su tamaño imponente y su forma singular de pera o lágrima, características que la hacen extremadamente rara y hermosa a la vez.
A lo largo del tiempo, ha sido conocida con varios nombres como «la margarita», «la huérfana» o «la sola». Sin embargo, se ha consagrado en la historia bajo el nombre de «La Peregrina», que hace referencia a su amplio historial de viajes, sino a su naturaleza excepcional. Antiguamente, la palabra «peregrino» se usaba como sinónimo de exótico, singular o precioso, lo cual describe perfectamente a esta perla.
Historia de la Peregrina
La perla peregrina encierra una historia increíble a la vez que ha vivido una gran cantidad de desgracias.
Descubierta en el siglo XVI en Panamá por un esclavo indígena, su hallazgo cambiaría, no solo su destino, sino también el de muchos otros. El esclavo, en un acto de lealtad, entregó la perla a su amo, Pedro de Temez, marcando así el inicio de su viaje por la historia. De Temez pasó a las manos del rey Felipe II de España y la perla se convirtió en un tesoro Real, admirado y codiciado.
Las reinas españolas Margarita de Austria e Isabel de Borbón fueron algunas de las afortunadas en lucir la Peregrina, inmortalizadas en los retratos de Velázquez. Su brillo no solo adornó a la nobleza, sino que también formó parte del palacio de El Escorial hasta el siglo XIX.
El general Murat saqueó el Escorial durante la invasión francesa y se apropió de la perla, que luego pasaría a manos de Napoleón y su hermano José Bonaparte, autoproclamado rey de España. Con la huida de Bonaparte en 1813, se perdió el rastro de la Perla Peregrina hasta su reaparición en París en 1848.
Su historia continúa con el duque de Abercorn, quien la adquirió en una subasta y la mantuvo en su linaje hasta 1969. Ese año, la Peregrina cambió de manos de nuevo, esta vez a las de Richard Burton, quien se la regaló a Elizabeth Taylor, una de las actrices más icónicas del siglo XX. Taylor no solo la lució con orgullo, sino que también la compartió con el mundo en una exposición del Museo Smithsonian.
Tras el fallecimiento de Taylor en 2011, la perla peregrina encontró un nuevo dueño en una subasta en Nueva York, alcanzando un precio récord de 11,8 millones de dólares. Este episodio marca el último capítulo conocido de una joya cuyo valor va más allá de lo material.
La leyenda de la maldición de la Perla Peregrina
La historia de la Peregrina no está exenta de sombras y misterios. A lo largo de los siglos, se ha tejido una leyenda en torno a una supuesta maldición que acompaña a la perla como causa de tragedias y desgracias.
Isabel de Valois, esposa de Felipe II, encontró un final prematuro, mientras que Margarita de Austria enfrentó adversidades en su matrimonio. Mariana de Austria, acusada injustamente de un amor prohibido, y María Luisa de Orleans, con una muerte prematura a los 26 años, son algunos ejemplos de los infortunios atribuidos a la perla a lo largo del tiempo.
La tragedia siguió a la Peregrina incluso después de su robo por José Bonaparte y su posterior posesión por Napoleón III y su esposa Eugenia de Montijo, quienes enfrentaron el exilio tras la caída del imperio.
La maldición continuó con la familia Abercorn, golpeada por la tragedia de la Primera Guerra Mundial. Incluso la relación entre Richard Burton y Elizabeth Taylor, marcada por pasión y desencuentros, se ha interpretado como una manifestación más de la maldición de la Peregrina.
Si le gusta el mundo de las joyas, en Perodri podrá encontrar una gran variedad de piezas con perlas, especialmente en la colección Misterio.