Dentro de la historia de Rolex, hay una serie de nombres, momentos y relojes que han marcado un antes y un después no solo para la propia firma, sino para el mundo de la relojería.
Hoy queremos hablar del Cosmograph Daytona, de la historia que hay detrás de su nombre y de como redefinió el cronógrafo deportivo para siempre.
Sir Malcom Campbell y el circuito de Daytona
Desde principios del siglo XX, deportistas de distintos ámbitos habían portado relojes Rolex en sus muñecas mientras realizaban grandes hazañas. Las creaciones de la casa fundada por Hans Wilsdorf habían estado presentes cuando la nadadora inglesa Mercedes Gleitze atravesó el Canal de la Mancha a nado o cuando sir Edmund Hillary y Tenzing Norgay alcanzaron la cima del Everest en 1953, entre otros.
Desde finales del siglo XIX, el automovilismo se estaba consagrando como un deporte de alta competición con la aparición de los primeros circuitos y pilotos profesionales. En este contexto, apareció a principios del siglo XX en la costa de Florida el circuito playero de Daytona. Entre 1903 y 1935 en este circuito se lograron decenas de récords de velocidad.
Pero no fue hasta la década de 1920 cuando los pilotos ingleses Malcom Campbell y Henry Segrave desarrollaron sus propios vehículos y comenzaron una rivalidad deportiva histórica por romper todos los registros de velocidad.
Segrave tomaba la delantera en 1929 al alcanzar con su Golden Arrow el récord mundial de 372 km/h, hazaña que le valió el título de caballero y aparecer en la portada del New York Times. Desgraciadamente, Segrave falleció en un trágico accidente tan solo un año después, intentando batir un récord de velocidad sobre el agua.
Tras la desaparición de Henry Segrave, Campbell se quedó sin su mayor rival, lo que le permitió batir en solitario sus propios récords durante los años siguientes, llegando a alcanzar los 445 km/h en el año 1935.
Durante esos años de competición, Campbell había estado utilizando un Rolex Oyster. El piloto explicaba durante los anuncios de la época la excepcional capacidad que tenía el reloj a los golpes y a las vibraciones. De esta forma, el piloto inglés se convirtió en la primera figura del mundo del motor asociada a Rolex.
La aparición de NASCAR y el circuito Daytona moderno
Daytona continuó siendo el circuito de arena de referencia durante algunos años, pero a mediados de los años 50 el deterioro de la arena puso en peligro la competición.
Fue entonces cuando William France, el presidente y fundador de la NASCAR, propuso un nuevo proyecto de construcción para el circuito. El circuito se inauguró en 1959 bajo el nombre de Daytona International Speedway.
En 1962, solo un año antes de que se lanzara el Rolex Cosmograph Daytona, se celebraba bajo el nombre de “Daytona Continental” la primera edición de las 24 horas de Daytona, también conocida como “Rolex 24 at Daytona”.
La carrera y el reloj aparecieron prácticamente al mismo tiempo, confirmando la especial unión que había tenido Rolex con este circuito desde sus inicios. De esta forma, el circuito de Daytona y el mundo del automovilismo quedaban vinculados para siempre.
El primer Rolex Cosmograph Daytona
Poco después llegaba el primer Rolex Cosmograph, un cronógrafo dedicado a los pilotos de carreras que destacó desde muy pronto por su nombre y sus funcionalidades.
Los contadores del cronógrafo blancos destacaban con el contraste que hacían sobre la esfera negra, lo que permitía una gran legibilidad a los pilotos durante las carreras. Por otro lado, la escala taquimétrica, que permitía calcular la velocidad media a lo largo de una distancia concreta, se trasladó al bisel del reloj, mejorando la funcionalidad.
El Cosmograph Daytona contó desde el primer modelo con la caja Oyster inventada por Rolex en 1926. El movimiento del reloj era mecánico de cuerda manual, algo novedoso dentro de los relojes de cronógrafo en aquel momento.
Rolex Cosmograph Daytona Paul Newman
En los primeros años del Cosmograph Daytona se añadieron nuevos diales que ampliaron la gama de relojes. Sobre todos ellos destacó una versión en concreto al incorporar la llamada “esfera Paul Newman”.
La estrella de Hollywood también era piloto de carreras y en los circuitos acostumbraba a usar un Daytona con esa esfera en particular.
Lo más característico de este modelo era su escala de segundos impresa alrededor de la esfera, compartiendo el negro del fondo de los tres contadores, facilitando su lectura.
La evolución del Rolex Cosmograph Daytona desde 1965
El reloj evolucionó en el año 1965 al introducir dos nuevos elementos.
Por un lado, se sustituyeron los pulsadores de cronógrafo enroscados por los pulsadores de bomba originales. Esto perfeccionó el reloj, ya que impedía que los pulsadores se manipularan por accidente.
Por otro lado, este sistema impedía que el agua entrara en la caja y, por lo tanto, en contacto con la mecánica del reloj. La segunda novedad fue la incorporación del plexiglás negro en el bisel taquimétrico para mejorar su legibilidad.
La inscripción “Daytona” empezó a aparecer en algunas versiones para el mercado estadounidense, pero comenzó a aparecer de forma gradual en todas las esferas del Cosmograph hasta alcanzar la forma actual, con las letras rojas sobre el contador de las horas.
Es entonces cuando el modelo se presenta en una versión de oro amarillo de 18 quilates que luce por primera vez la característica inscripción “Superlative Chronometer Officially Certified”.
El Rolex Daytona de 1988 y el calibre 4030
A pesar de la llegada de los movimientos de cuarzo, la casa optó por desarrollar un movimiento de cronógrafo mecánico de alta calidad, cambiando más de la mitad de sus componentes.
Es en este contexto cuando aparece el calibre 4030, que incluía entre otros componentes un oscilador de inercia variable y un módulo de cuerda automática Perpetual, desarrollado por Rolex en 1931. Del mismo modo, este calibre se expuso a las pruebas y comprobaciones del Instituto Oficial de Pruebas de Cronómetros Suizos (COSC) para obtener la certificación de cronómetro.
Los cambios en el modelo, unido al resurgimiento del interés por los relojes mecánicos a principios de los años 90, convirtieron al Daytona en todo un éxito.
El Cosmograph Daytona del nuevo milenio
La llegada del nuevo milenio trajo consigo una versión renovada del Rolex Cosmograph Daytona. En lo estético, es una versión mejorada del modelo de 1988. La verdadera revolución está en la perfección de su sistema de movimiento.
En su interior, el modelo llegó equipado con un movimiento de cronógrafo de nueva generación diseñado en específico para el reloj: el calibre 4130.
Con este sistema, los ingenieros de Rolex lograron reducir la complejidad de la mecánica del movimiento, disminuyendo el número de componentes empleados y mejorando su precisión y mantenimiento. El espacio ahorrado en el uso de componentes permitió aumentar el tamaño del muelle del barrilete y aumentar así la autonomía del movimiento a 72 horas.
El Daytona de 2016 y la llegada del Cerachrom
Si en el año 2000 las novedades en el reloj llegaron principalmente del lado de la mecánica, en el año 2016 era la estética del reloj la que iba a incorporar más cambios.
Llegaba de esta forma el bisel Cerachrom fabricado en cerámica negra para sustituir al bisel anterior, grabado en metal. Del mismo modo, este cambio en el bisel servía como “guiño” al histórico modelo de 1965, que incorporaba un bisel de color negro, pero fabricado en plexiglás.
De nuevo, Rolex añadía a uno de sus modelos más emblemáticos un componente desarrollado y patentando por la propia casa. Aunque el Daytona de oro Everose de 18 quilates ya había incorporado este bisel antes en el año 2011, así como la versión en platino 950 del año 2013 para conmemorar el 50º aniversario de su lanzamiento.
El Cerachrom hace que el bisel sea prácticamente inmune a la corrosión y a los arañazos. Se añade a su alta resistencia y durabilidad la nitidez en la legibilidad que proporciona el contraste del platino sobre la cerámica negra.
En la actualidad, el Cosmograph Daytona continúa más vigente que nunca como un referente ineludible entre los relojes de cronógrafo más precisos y celebrados de todos los tiempos.