El rubí es una de las piedras preciosas más fascinantes del mundo de la gemología. Acompáñenos para descubrir todo lo que siempre quiso saber sobre él: desde sus propiedades y usos hasta los distintos significados que ha tenido a lo largo de la historia.
Características y propiedades del rubí
Los rubíes son gemas de color rojizo. De hecho, es esa tonalidad lo que le da su nombre (rubĕus: “rojo» en latín). Es considerado, junto con la esmeralda, el diamante y el zafiro como una de las cuatro piedras preciosas.
- Sus tonalidades oscilan entre el rojo intenso y el rojo oscuro, pudiendo encontrar piezas con matices marrones, púrpuras, anaranjados o rosados. Asimismo, existe una variedad de color morado conocida como balaje.
- Con una dureza 9 en la escala de Mohs, los rubíes son una de las gemas más duras que existen, siendo solo superados por los diamantes.
- Los rubíes tienen un brillo cristalino, si bien su transparencia es variable (puede tener una apariencia lechosa si poseen muchas inclusiones).
- La alta estabilidad termocinética del rubí le proporciona gran resistencia a la corrosión.
Rubíes y zafiros
Los rubíes, al igual que los zafiros, es una variedad del corindón (óxido de aluminio Al2O3). La diferencia principal entre ambas piedras preciosas reside en que el rubí, a diferencia del zafiro, contiene cromo. Dicha circunstancia proporciona a cada gema sus colores característicos. Por otra parte, los rubíes son más escasos que los zafiros.
Historia del rubí
Tenemos constancia de que las cortes reales de Grecia y Egipto ya empleaban rubíes. También encontramos menciones a esta gema en el Antiguo Testamento.
Alrededor del año 200 a.C la Ruta de la Seda se encargó de transportar rubíes desde el norte de China hacia el oeste. Tanto en occidente como en oriente, su uso se reservaba para ornamentar a los guerreros y a los sumos sacerdotes.
Con los siglos se ha ido convirtiendo en una de las piedras preciosas más valiosas y requeridas para la creación de alta joyería alrededor del mundo.
¿Cómo se valora un rubí?
La escasez de los rubíes los convierte en gemas enormemente valiosas. Los criterios empleados para determinar su valor son: color (matiz, saturación y tono), claridad (depende de las inclusiones), peso (en quilates), origen y corte.
Los rubíes son susceptibles de recibir ciertos tratamientos para mejorar su aspecto y aumentar su valor. Entre los más habituales están la aplicación de calor y el relleno a base de vidrio con plomo.
Tipos de rubíes
- Birmano. Proceden de Myanmar y se trata de una de las variedades más valiosas debido a la práctica ausencia de imperfecciones. Posee un color rojo intenso (causado por la elevada presencia de cromo), pudiendo presentar matices azulados.
- Tailandés. La presencia de cromo y hierro les proporciona tonalidades especialmente oscuras y parduzcas. Son los segundos más valiosos.
- Sangre de paloma. Caracterizado por un color rojo brillante con leves gradaciones púrpuras cuando se expone a la luz
- Afgano. De penetrante color rojo con tonos purpúreos, destacan por gran brillo fluorescente.
Los distintos usos del rubí
- Joyería: los rubíes suelen engarzarse en un metal precioso, ya sea solos o junto con otras gemas, para crear todo tipo de joyas. Tal sería el caso de una sortija de platino con rubíes y diamantes.
- Relojería: Los rubíes reducen la fricción debido a la superficie lisa de la gema. Así, es frecuente ver que los relojes mecánicos de alta relojería utilicen rubíes sintéticos en sus partes móviles para preservar los pivotes.
- Láser: junto con los diamantes, los rubíes pueden transportar la luz sin apenas perder energía. Consecuentemente, permiten fabricar productos que emplean la tecnología láser (p.ej: topógrafos).
- Místicos: desde la Antigüedad existen creencias que atribuyen a los rubíes propiedades mágicas y curativas, razón por la que han sido utilizados para crear amuletos a lo largo de la historia en distintas culturas.
Rubíes naturales y sintéticos
Existen varios procedimientos científicos para crear rubíes sintéticos con la misma composición química y la mayoría de propiedades físicas que los rubíes naturales. No en vano, todo rubí artificial tiene un rubí natural como “semilla».
Diferenciar entre un rubí natural y uno sintético es bastante complicado. No obstante, un gemólogo experimentado podrá identificar la piedra artificial si esta carece de líneas de crecimiento. Asimismo, las piezas excesivamente perfectas (sin apenas inclusiones) tienen altas probabilidades de no ser auténticas. Otra diferencia importante reside en el precio: el rubí creado en laboratorio es más barato que el rubí natural.
Los rubíes sintéticos presentan la misma dureza que los naturales. Ello, unido a su menor precio los hace perfectos para usos tecnológicos (láseres, máseres, relojería, etc.). Los rubíes naturales, por su parte, son muy valorados en el mundo de la alta joyería.
Significados del rubí como piedra preciosa
Desde tiempos inmemoriales se consideraba que los rubíes podían proteger a sus portadores. Es por ello que en la Edad Media era habitual ornamentar las espadas de los caballeros con estas gemas.
Hacia el S. XIX se identificó a estas gemas con el amor y la pasión, debido a que su color es muy semejante a la sangre.
La resistencia de esta gema y la comercialización de los rubíes sintéticos (mayor cantidad a menor precio) a partir de 1923 permitió darle numerosos usos industriales. No obstante, esta gema sigue estando fuertemente asociada con el prestigio social y el romanticismo.